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Conselleiro

O Conselleiro

José González Vázquez

El medio rural constituye la esencia y el alma de Galicia. En él se encuentran las bases de su cultura, sus tradiciones y su personalidad. No obstante, es mucho más que un espacio físico habitado, a pesar de que represente, eso sí, la mayor parte de nuestro territorio.

Ante esta realidad incuestionable, corresponde a los poderes públicos, de la mano de la iniciativa privada, lograr que el agro continúe siendo un ámbito vivo, multifuncional, dinámico y sostenible. Tiene que ser un espacio en el que exista actividad económica en general y agroganadera en particular, y que esta sea capaz de generar producciones de calidad y con valor añadido suficiente para que llegue a toda la cadena de valor, desde el agricultor y ganadero hasta el consumidor final, pasando por la industria y la distribución.

Precisamente, el engarce de todos estos agentes constituye uno de los objetivos fundamentales de la Consellería de Medio Rural y para eso hace falta actuar a todos los niveles, de manera especial en el primer eslabón. Así, uno de nuestros objetivos estratégicos pasa por poner en valor las tierras con vocación agroganadera, movilizando fincas para ponerlas en uso y para dotar de base territorial suficiente a los agricultores y ganaderos. Lo que pretendemos es que dispongan de los medios y herramientas necesarias para producir alimentos de calidad, incluso que puedan llegar a la excelencia.

Todo esto implica también proporcionar calidad de vida para los habitantes del rural, empezando por fijar población y frenar el abandono. Eso pasa, además, por asegurar buenas infraestructuras de todo tipo, especialmente las relacionadas con la movilidad de las personas y los bienes. Y eso tiene que ver, asimismo, con fomentar la actividad económica, tanto la propiamente agropecuaria como, en general, la de otros sectores que también tienen cabida en el rural, como son los servicios o las nuevas tecnologías.

Por supuesto, cuando hablamos de sostenibilidad tenemos que pensar, también, en la faceta ambiental. La preservación del “ecosistema” rural debe contemplar tanto el cuidado de su tejido social y económico como la protección del propio territorio sobre el que este se asienta. De hecho, una cosa va de la mano de la otra. Por eso, la defensa de nuestra impagable riqueza forestal, así como la reestructuración de las tierras con potencial agroganadero constituyen, asimismo, líneas fundamentales de trabajo de la consellería.

Esta es, pues la filosofía que debe presidir nuestra acción política: Garantizar la existencia de un rural que no tiene por qué renunciar a lo mejor de lo que fue, pero que también sepa encarar con soltura y dignidad el futuro.